En un giro significativo, los Estados miembros de la Unión Europea (UE) han intensificado sus esfuerzos en el ámbito de la defensa, marcando un cambio de paradigma en la política del bloque que inicialmente se centraba en mantener la paz. Este cambio se ha acelerado en respuesta a las crecientes amenazas externas, especialmente evidenciadas por la guerra de Rusia contra Ucrania. Este lunes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó al continente a “dar un paso al frente” ante la posibilidad de conflictos futuros.
La metamorfosis en la política de defensa europea se ha visto impulsada por la guerra en curso en Ucrania, que ha entrado en su tercer año. La falta de munición y la parálisis en la ayuda de Estados Unidos han dejado a las tropas de Kiev en una situación difícil, mientras que Rusia se muestra más resiliente de lo previsto. Además, la creciente resolución de China y las preocupaciones sobre la seguridad bajo la administración de Donald Trump o un posible cambio de enfoque en Washington hacia Asia también han despertado inquietudes en el continente europeo.
En un discurso contundente ante el Parlamento Europeo, Ursula von der Leyen destacó la necesidad de que Europa se prepare ante una amenaza de guerra, que aunque no sea inminente, no es imposible. Este llamado se suma a una serie de declaraciones de líderes europeos que alertan sobre la posibilidad de un ataque ruso a un país miembro de la OTAN para poner a prueba el compromiso de seguridad común, establecido en el artículo 5.
La reacción europea ha sido significativa en términos de inversión y coordinación en capacidades de defensa. Los Estados miembros de la OTAN han aumentado su gasto en el sector, con cifras que se espera que sigan en fuerte ascenso. Actualmente, 10 de los 22 miembros europeos de la OTAN han superado el objetivo de dedicar el 2% del PIB al gasto militar.
Este cambio de enfoque también se ha traducido en un apoyo militar sin precedentes por parte de la UE a Ucrania, comprometiendo 35.500 millones de euros en suministros militares. Sin embargo, la UE ha enfrentado críticas por no cumplir plenamente sus compromisos, como la entrega de un millón de balas de artillería, lo que ha afectado a las tropas ucranianas en el frente de batalla.
En medio de esta reconfiguración de la política europea, se observa una creciente preocupación, no solo por el estancamiento en el frente de batalla en Ucrania y la incertidumbre política global, sino también por la proximidad de las elecciones europeas, donde se pronostica un aumento de las fuerzas de extrema derecha y populistas, algunas de ellas prorrusas. La investigadora senior asociada del centro de análisis CIDOB, Carmen Claudín, destaca que hay una “tormenta de preocupación” en la región.