El poderoso terremoto que sacudió el centro de Japón el día de Año Nuevo ha desencadenado una lucha contrarreloj para rescatar a las víctimas, dejando al menos 48 personas fallecidas en la prefectura nipona de Ishikawa, según confirmaron equipos de emergencia este martes. La magnitud 7,6 del seísmo causó estragos, generando grandes daños estructurales, incendios y desatando una alerta de tsunami a lo largo de la costa occidental del país, que fue levantada el martes por la mañana.
Sin embargo, las secuelas mortales del terremoto continúan desafiando los esfuerzos de rescate. Más de 140 réplicas han complicado las operaciones de búsqueda y rescate, dificultando la evaluación completa del desastre, según comunicaron las autoridades japonesas. El primer ministro Fumio Kishida enfatizó la urgencia de la situación, describiendo la labor de rescate como una “batalla contra reloj”.
Las dificultades para llegar a las áreas más afectadas, especialmente en las zonas septentrionales de la península de Noto en la prefectura de Ishikawa, han sido destacadas debido al estado deteriorado de las carreteras, que han quedado destrozadas. Ante esta situación, el Gobierno central ha coordinado el envío de suministros de socorro mediante barcos.
En medio del caos, las autoridades de Ishikawa han confirmado la muerte de 48 personas, con al menos 15 de ellas en la ciudad de Wajima, cercana al epicentro. El terremoto provocó que residentes de zonas costeras buscaran refugio en terrenos elevados mientras las olas del tsunami engullían casas y vehículos hacia el mar.
Además de las víctimas mortales, el seísmo ha dejado heridos y graves daños estructurales en las prefecturas de Niigata, Toyama, Fukui y Gifu. La Agencia Meteorológica nacional ha advertido sobre la posibilidad de nuevas sacudidas en los próximos días, manteniendo a las comunidades en alerta máxima mientras continúan los esfuerzos de rescate y recuperación en la región afectada.