El periodismo en México ha atravesado una metamorfosis a lo largo de los años, convirtiéndose en una voz vital que da forma a la conciencia colectiva y alimenta el flujo de información esencial para el país. En medio de desafíos y circunstancias adversas, los profesionales de este campo han perseverado, cumpliendo con la noble tarea de informar con veracidad y valentía.
Este 4 de enero, conmemoramos el Día Nacional del Periodista, un tributo merecido a aquellos que se embarcan en la búsqueda incansable de la verdad y defienden intrépidamente la libertad de expresión, sea cual sea el medio que utilicen.
El origen de esta fecha significativa se remonta a la figura legendaria de Manuel Caballero, conocido como el “padre del periodismo moderno”. Caballero no solo dejó una huella en la historia del periodismo mexicano, sino que también se convirtió en un referente durante la época del Porfiriato. Su formación en derecho en la Universidad de Guadalajara sentó las bases para una carrera que transformaría el panorama periodístico.
Redactor en diarios prominentes como El Monitor, El Federalista y La Época, Caballero plasmó en sus escritos un espíritu liberal, abogando por la soberanía popular y la separación entre asuntos eclesiásticos y estatales. Su legado se extendió más allá de las páginas impresas, fundando publicaciones emblemáticas como “El Noticioso”, “El Mercurio Occidental” y “La Gaceta Electoral”, inmersas en los entramados económicos y políticos de la época.
Fue su incansable defensa de la libertad de expresión y su firme convicción de que el debate público es el motor de la democracia lo que llevó al Estado mexicano a honrar su legado y establecer el Día Nacional del Periodista el 4 de enero.
Mientras celebramos este hito en la historia del periodismo mexicano, es crucial reconocer que, aunque esta fecha sea nacional, el compromiso y la labor de los periodistas trascienden fronteras, impactando no solo a México sino al mundo entero.
Hoy, rendimos homenaje a los periodistas que, al igual que Manuel Caballero, trabajan incansablemente para sostener los pilares fundamentales de la democracia: la verdad, la libertad y el acceso a la información.