La eficiencia que caracterizó al servicio ferroviario alemán se ve amenazada por décadas de escasa inversión, resultando en retrasos y cancelaciones generalizadas. En noviembre pasado, casi la mitad de los trenes de larga distancia llegaron tarde, y las estadísticas anuales de 2023 revelan que solo el 64% de los viajes respetaron su horario.
Deutsche Bahn, la Renfe alemana, atribuye este deterioro a “numerosos trabajos de reparación en las vías”. La infraestructura ferroviaria, afectada por la falta de inversión a lo largo de los años, es calificada como “mediocre” en un informe reciente. La situación ha llevado a que los trenes alemanes sean objeto de memes y burlas en redes sociales, compartiendo historias de usuarios sobre cancelaciones, retrasos y conexiones perdidas.
El golpe más doloroso para la reputación del servicio ferroviario alemán fue la queja pública de Suiza, cuyos ferrocarriles se vieron afectados por la constante impuntualidad de los trenes germanos que ingresaban a su territorio. Como resultado, Deutsche Bahn decidió cortar las rutas más impuntuales en territorio suizo.
Consciente del deterioro del servicio, el Gobierno de coalición anunció un plan para invertir 24.000 millones de euros adicionales en Deutsche Bahn en los próximos cuatro años. A pesar de las restricciones presupuestarias, el Gobierno no contempla recortar en el ferrocarril, buscando convertirlo en la “columna vertebral de la movilidad, también en las zonas rurales”.
Expertos y asociaciones de usuarios advierten que la infraestructura ferroviaria necesita una renovación urgente, pero las obras necesarias generarán molestias y retrasos para los pasajeros en los próximos años. A pesar de los desafíos, el Gobierno se compromete a cerrar corredores importantes para llevar a cabo reparaciones integrales y garantizar periodos prolongados sin obras.